Esquemas ¿Cuál se adapta mejor a tu forma de estudio? 2


Los esquemas nos organizan la información. Más aún cuando es vasta y necesitamos ordenarla muy bien. No solo para comprenderla, también para recuperarla dentro de la gran biblioteca de la memoria.

Sin embargo, muchas veces quedamos encajonados en uno solo. Nos acostumbramos a un esquema y lo realizamos siempre de la misma forma. Es cómodo y, por tanto, más habitual de lo deseable. Porque limita nuestras posibilidades.

Por eso hoy queremos ampliar tus “mapas conceptuales” lo más posible y darte múltiples opciones. De manera que los tengas a mano para elegir el que más se adapte a tus necesidades en cada momento.

Los esquemas de llaves o cuadros sinópticos.

Tan habituales que es probable que hayan quedado como tu esquema “tipo”. A los que acudes por defecto cada vez que tienes que realizar uno. Permite una información jerarquizada, por lo general de derecha a izquierda (aunque también pueden realizarse en vertical), ampliando o cerrando divisiones y subdivisiones, según las necesidades. 

Los esquemas de llaves tienen la ventaja de identificar la información más importante o general a golpe de vista e ir ampliándola o detallándola poco a poco, sin un límite más allá del material en que lo realicemos.

Su desventaja principal es que es más difícil mostrar otros tipos de relaciones (horizontales, sistémicas, etc.).

Los diagramas.

Son también un clásico. Y muy comunes en libros de texto y material didáctico.

Al igual que los cuadros sinópticos permiten jerarquizar la información de forma muy precisa. Más habitualmente de arriba hacia abajo, aunque también pueden realizarse de derecha a izquierda.

Su ventaja principal es que no solo permiten visualizar relaciones de jerarquía, divisiones o subdivisiones, sino cómo una información nos conduce a otra, aunque estén en puntos diferentes y muy apartados dentro del mismo esquema. Es decir, permite visualizar también relaciones horizontales o sistémicas.

Su única desventaja es que realizar un buen diagrama requiere un conocimiento muy detallado de la materia y es improbable que podamos realizar uno lo suficientemente completo hasta que dominemos el tema en profundidad.

Los mapas conceptuales.

Son ideales para mostrar de forma rápida una relación entre diferentes ideas o conceptos. Lo normal es colocar la idea (o ideas) principales en el centro o en una zona visual predominante e ir enlazando mediante distintos símbolos otros datos relacionados.

Puede tratarse de varios conceptos que interactúan o amplían la información principal. También de conceptos que se complementan, otros que funcionan de forma jerarquizada o diagramática o incluso mediante distintos sistemas.

Son, probablemente, el tipo de esquema que más opciones nos ofrece, con múltiples subtipos y formas de relacionar unos datos con otros.

De esta forma podemos recrear todo tipo de interacciones, desde una simple relación de reciprocidad entre dos conceptos hasta un verdadero multiverso. El límite… ¡Realmente lo pones tú! Ésta es su gran ventaja. Junto con el hecho de que podemos realizarlos de forma rápida, grosso modo y según vamos conociendo la información. O bien de forma más elaborada, cuando somos conscientes de todas las aristas de un determinado tema.

En contra tienen poco, salvo que dependen, en buena medida de nuestra creatividad y capacidad. Aunque ya sabes, que, igual que el camino se suele hacer caminando, un buen mapa conceptual se suele lograr practicando y practicando.

Los esquemas de desarrollo.

Son los que suelen utilizarse en los índices, por su capacidad para ordenar la información en categorías claras, con tantas divisiones o subdivisiones como necesitemos. Es muy habitual utilizar para ello numeraciones con diferentes formatos.

En cambio, el hecho de que sean tan comunes al inicio de libros o todo tipo de temarios no debe impedirnos ver su permanente potencial para visualizar de forma rápida cualquier relación de jerarquía, sea del tipo que sea.

O, por poner un ejemplo, si necesitas enumerar los artículos de una ley de forma rápida, no se me ocurre nada mejor que un esquema de desarrollo.

Por tanto, te recomendamos tenerlos siempre en cuenta.

Los globos.

Son poco utilizados y no siempre considerados como parte de un esquema.

Sin embargo, los hemos incluido en esta categoría, al permitir resaltar información, en forma de síntesis, aclaración al margen o ampliación del tema de forma muy visual.

Bien utilizados, terminan por esquematizar o jerarquizar una información inicialmente desarrollada mediante texto.

Además, los hay de muchos tipos, podemos usar una forma de bocadillo para una anotación al margen, o a pie de texto, pero también círculos o cualquier otra forma geométrica. La clave está en insertarlos dentro de forma adecuada, resaltando el tipo de información que necesitamos y dotándola así de una categoría (información principal, secundaria, etc.).

Y no olvides que una información bien organizada en el papel o el ordenador, suele ser el reflejo de una cabeza, a su vez, muy bien amueblada. 


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2 ideas sobre “Esquemas ¿Cuál se adapta mejor a tu forma de estudio?

  • Manuel Garrido

    Basta puede ser el verbo bastar en algunas de sus formas personales, una interjección para dar término a algo, un adjetivo para referirse a algo o alguien que es tosco, o un sustantivo para aludir a un tipo de puntada de coser. Vasta, en cambio, es un adjetivo para designar algo que es muy grande o dilatado.
    (Extraído de http://www.diccionariodedudas.com)

    • Adams Formación Autor

      Gracias por tu comentario, Manuel. Esto de tener en el teclado tan cerca la B y la V juega malas pasadas, pero toda la razón con tu precisión y hemos corregido el error.

      Lo dicho, gracias y confiamos que el blog te sea de utilidad.