Dile a tu mente que no te moleste


Lo que nos suele limitar no son los dramas que surgen en nuestra mente.

El mecanismo funciona así, fíjate:

  1. Surge un pensamiento negativo (drama).
  2. Nos fustigamos por haber pensado eso (meta-drama).

La solución para salir de este bucle limitante pueden ser dos vías complementarias:

1. Incrementar tu conciencia.

Entrenar tu mente con técnicas de meditación para ser más consciente de esos pensamientos. Para reconocerlos con rapidez y aprender a no perderte en parloteos inconscientes que sólo te hacen sentir peor.

A veces el mero hecho de tomar conciencia ya reconfigura cómo te sientes, generando más tranquilidad.

2. Cambiar de género.

Si antes añadías drama al drama… y eso te limitaba más aún… ¿por qué no cambias de peli?

Si empiezas a contarte otra peli respecto al drama que acabas de sentir, tu realidad se irá transformando hacia otras experiencias más confiadas, libres y placenteras.

Ejemplo: Sientes miedo.

Antes te dirías: «vaya rollo, otra vez, qué mal, no debería sentir esto»

Ahora, creas nueva peli, diciéndote mentalmente: «como psiconauta, elijo sentir enteramente esta sensación como fuente de aprendizaje. Todos los exploradores sentimos miedo. Gracias miedo. Sigo con mi aventura de vida, descubriendo nuevas maneras de pensar, sentir y hacer».

Este aparente juego de niños es uno de los ejercicios psicológicos más revolucionarios que puedes implementar.

Anímate a probarlo con mentalidad abierta y ¡ya verás!

La realidad es que puedes cambiar, si quieres y si elijes cambiar.

Por favor, no abordes el cambio desde el dramita también, que nos conocemos.

No empieces con la peli de «qué pereza, siempre lo mismo, nada funciona, esto ya lo he probado» (no te engañes, eso es un meta-drama con disfraz de solución).

Aborda el cambio con un diálogo optimista, pro-activo, responsable.

Aborda el cambio con una postura corporal erguida, confiada, apasionada, suelta.

Y no olvides que el drama también tiene su encanto. No vayas a [censurar] ese género, que luego nos volvemos unos tristes.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *