Técnicas para organizar el estudio


Ser un “cerebrito” o “tener una memoria de elefante” no es, ni mucho menos, tan importante como ser organizado. El desorden para un estudiante es más peligroso de lo que podemos imaginar a simple vista. Y lo es especialmente si tu objetivo es sacar una oposición.

Porque si algo necesitas como oposit@r es estructurar tu tiempo, dividir la información, programar espacios para el estudio puramente dicho y también para el repaso y definir con claridad las metas, a corto, medio y largo plazo. En definitiva, mucha, muchísima organización.

De manera que, para ponértelo un poco más fácil, aquí te dejamos varias técnicas que son claves a la hora de programar tus jornadas delante de los libros, y que pueden dividirse en tres grandes bloques.

  • EL CALENDARIO.

Puedes hacer un calendario anual, semestral o trimestral, pero no conviene reducirnos a un solo mes. Además, para que esté completo no sólo debe contener los días y las horas dedicadas al estudio cada jornada, sino también las tareas específicas que deberás cumplir cada día: Estudio, elaboración de apuntes, repaso, creación de esquemas y mapas conceptuales, etc. Y, por supuesto, debe indicar la materia, el tema y el apartado a tratar.

Aquí algunas pautas…

Tampoco debes olvidar anotar en él las jornadas clave, como las fechas de entrega de determinados trabajos o los exámenes.

Además, puedes echar mano de las nuevas tecnologías, y apuntarte varias Apps para la confección de horarios, que resultan muy útiles.

  • EL MÉTODO.

Nuestra recomendación es el método PLASMARA, que te permitirá organizar el calendario de una forma mucho más eficaz, dividiendo el estudio en diferentes fases.

Pero también puedes echar mano del método POMODORO para acomodar los descansos diarios, que, no lo olvides, son esenciales.

Y hasta el método Seinfield, que ha resultado muy eficaz a la hora de alcanzar metas, tanto personales como profesionales, y del que también te hemos hablado en alguna ocasión.

  • LA AGENDA.

En este caso no importa tanto el formato de la agenda en cuestión, digital o manual, ni el tipo por el que nos decantemos (día o semana vista), como que esta se acomode a nuestra actividad diaria.

Sin olvidar que puede ser creada por nosotros mismos, bajo la técnica del Bullet Journal, por ejemplo.

Y si todavía no estás convencido de la importancia de la organización en el estudio recuerda aquello de que “la mejor organización no asegura los resultados. Pero una estructura equivocada sería garantía de fracaso”.

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