Cómo crear tu planning anual para opositar


Todo opositor debe organizarse a largo plazo. Un planning anual, pero también otro mensual y hasta semanal es lo más habitual.

Es, de hecho, lo primero que llama la atención de cualquier nuevo aspirante, que descubre rápidamente que debe organizar su estudio a largo plazo. Y, por tanto, que se enfrenta a un cambio de mentalidad como estudiante. Empezar a funcionar con un “pensamiento catedral”. O, dicho de otra manera, asumir que (como en toda carrera de fondo) la gestión de los tiempos es fundamental para llegar a la meta.

Pero, como es muy posible que llegues a la oposición acostumbrado a la educación reglada (que tiene una estructura opuesta, con tiempos pautados y temarios divididos). O que no te hayas enfrentado nunca a una planificación de este calibre, aquí te dejamos los consejos básicos para realizar este planning anual.  

Aunque lo primero que hay que asumir es que el adjetivo “anual” es una aproximación. Es decir, que la proyección del tiempo entre el momento de iniciar el estudio y el examen debes realizarla tú mismo, en función de tus propias características y de las fechas de la convocatoria.

Por eso, en unos casos estaremos ante un planning de 8 meses y en otros de tres años. Eso sí, en todos los casos debemos hacernos estas 5 PREGUNTAS BÁSICAS:  

  1. ¿Cuánto tiempo diario puedo dedicar al estudio? Debes tener en cuenta cuánto tiempo ocupan tus obligaciones laborales, pero también las personales. Cuánto apoyo vas a tener de tu entorno, etc. Porque no podemos deshacernos de nuestra circunstancia. Es personal, intransferible y como dijo Ortegga y Gasset, si no la salvo a ella, nos hundimos los dos.
  2. ¿Cuánto tiempo tardo en estudiar un tema? Es decir, valora tu velocidad a la hora de estudiar. Si te distraes con facilidad, si hace mucho tiempo que no te enfrentas a los libros, si necesitas releer varias veces el tema hasta comprenderlo, etc. O si por el contrario acabas de terminar la carrera y estás en forma. La clave es ser lo más realista posible. Porque en esto no hay lugar para el autoengaño.
  3. ¿Cuál es la dimensión del temario? Es fundamental, porque no es lo mismo que estemos ante 80 temas, que ante 140. Además, no te olvides tampoco de valorar cómo de largo es cada tema, pero también si tienes o no conocimientos previos sobre esta materia.
    Por ponerte un ejemplo, si tu temario incluye materias de Derecho y no tienes experiencia previa es muy posible que necesites bastante tiempo para acostumbrarte a trabajar con normativa o adaptarte a la terminología.
  4. ¿Cuánto tiempo tengo hasta la próxima convocatoria? Es posible que lo conozcamos con exactitud o no. Si la convocatoria ya está realizada, o si todos los años se realiza en las mismas fechas, la respuesta a esta pregunta será muy fácil de responder y podemos ajustar mejor nuestra planificación. Y decidir a qué convocatoria presentarnos y cuántos temas estudiar. En cambio, si existe mucha incertidumbre en este tema tendrás que repensar más a menudo tu planning. Aún así, te recomendamos revisarlo siempre cada mes, en función a tus avances o a cualquier eventualidad que haya podido surgir.
  5. ¿Necesito desarrollar habilidades especiales? Para esto es básico conocer cómo serán las pruebas a las que nos enfrentamos. Porque no es lo mismo un examen de desarrollo que una exposición oral, que un tipo test o una prueba de mecanografía. Y sólo tú puedes valorar tus habilidades para cada una de ellas y si necesitas un refuerzo o aprendizaje especial en algunas.

Por ejemplo, mejorar la limpieza de tu escritura a mano, ensayar la ponencia de temas en voz alta, aumentar tu velocidad en el teclado o conocer las claves de los exámenes tipo test, pues existen ciertos “trucos” para enfrentarlos.

Ahora sí, con la respuesta a todas estas preguntas puedes empezar a elaborar tu planning. Pero hazlo teniendo en cuenta siempre estos CONSEJOS BÁSICOS.

  • Dedica los primeros meses al estudio de la mayor parte del temario. Para ser más exactos. Si has decidido estudiar 25 de los 30 temas de los que se compone tu oposición. Y has decidido hacerlo en 1 año, sería bueno que en los primeros 3 meses ya hubieras estudiado, al menos, el 60%.
  • Cuenta con los periodos de vacaciones y el cambio que van a suponer en tu rutina. Nos referimos, en concreto a Navidad, Semana Santa y sobre todo verano. Es importante saber si vas a poder mantener el ritmo durante esas semanas o si debes programarlas para el repaso o alguna actividad más ligera, como la preparación de habilidades específicas.
  • Utiliza los meses intermedios para intercalar estudio de nuevos temas y repaso de los anteriores. Hay que contar con el repaso siempre. Y planificarlo semana a semana. No es bueno abandonar un material por completo durante 2 o 3 meses y pretender repasarlo después. Cuenta con repasos semanales y mensuales en tu plan anual.
  • Dedica los últimos meses o semanas antes del examen al repaso. Y esto implica no incluir temario nuevo en este tiempo. Es bueno dejar un periodo para el repaso puro. Pues el objetivo es llegar al examen lo más seguros posibles de nuestro conocimiento.

Por ello no suele dar buen resultado impulsos de último minuto que te lleven a incluir nueva información.

  • La planificación anual debe realizarse semana a semana. Con objetivos semanales, pero también mensuales, trimestrales, etc. Más adelante podemos definir cómo organizar cada semana e, incluso, es conveniente un planner específico para cada jornada de estudio.

Además, te aconsejamos preparar tus oposiciones a través de academias con experiencia, que cuentan con profesionales que te orientarán que te ayudarán con tu plannning general. Sus consejos, enfocados a tu caso concreto, te serán de grandísima utilidad a la hora de elaborarlo.

Mientras que en próximas entradas nos enfocaremos también en cómo crear un planner semanal y en como diseñar nuestra jornada o sesión de estudio. Algo que también es básico dentro de la planificación que cualquier opositor debe realizar.

Y, por último, no te olvides de ser flexible, de que las circunstancias, tanto las tuyas, como las de la convocatoria concreta, pueden cambiar. Y que debemos estar preparados para adaptar nuestra planificación a dichos cambios, como las velas de los barcos, que se izan y ajustan en función al viento, para aprovechar las corrientes propicias y para sortear con rápidamente las tormentas.

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