Ejercicio físico para mejorar tu aprendizaje


Tanto si has tenido un verano súper activo, como si lo has pasado más en horizontal que en vertical, empezar septiembre con una buena rutina de ejercicios viene muy bien.

Porque está demostrado que el ejercicio físico mejora nuestras funciones cognitivas. No lo decimos nosotros, ya lo decían en la Antigua Roma “mens sana in corpore sano”. Mientras desde hace años lo confirma también la neurociencia.

Varios estudios relacionan directamente la actividad física con la capacidad de concentración y la memoria. Sabemos que estimula la creación de neuronas en el hipocampo, ya que el ejercicio aumenta de forma casi instantánea la creación de diferentes neurotransmisores.

Por eso, desde el inicio te recomendamos realizar algún tipo de actividad física durante el día, con el fin de aumentar tu concentración y también tu memoria. Aquí te dejamos algunos de los ejercicios propuestos por Helio Armengod, preparador físico de Ruby Cisneros y de la Federación española de Ruby.

Beneficios a corto plazo.

Pero la ciencia ha ido todavía más allá. Los beneficios del ejercicio se dan a largo plazo, mejorando nuestras capacidades, pero también a corto plazo, si sabemos cuando realizarlo.

En este sentido un estudio llevado a cabo hace 5 años en los Países Bajos, relaciona directamente el ejercicio aeróbico, realizado cuatro horas después de la jornada de estudio, con la mejora de la memoria asociativa. O dicho de otra manera, si 4 horas después de estudiar algo, realizas 20 minutos, por ejemplo, de bicicleta elíptica, es mucho más probable que retengas de forma precisa lo estudiado.

¿Por qué 4 horas después? Porque es a partir de ese momento que el cerebro puede empezar a perder información. Por eso, si nos movemos y activamos el cuerpo justo entonces, activamos también los neurotransmisores en el momento más importante, ayudando a grabar los conceptos que hemos aprendido previamente.

¡Anímate y prueba esta técnica para mejorar tu memoria a corto plazo!

Y amplíalo… incluyéndolo dentro de una rutina más completa, con ejercicios tanto aeróbico (correr, saltar, bailar, montar bicicleta, etc.) como anaeróbico (con pesas, ejercicios de fuerza y estiramiento). En este caso no importa que se trate de una rutina mañanera, intercalada o vespertina, pues lo importante es realizar el aeróbico justo 4 horas después de tu estudio.

Nos encanta, además, que nos cuentes si ya has decidido llevar una vida activa y en movimiento, si habías oído hablar de esta nueva estrategia o si la has probado ya y te funciona.

Y, sobre todo, piensa en el ejercicio como un método para mejorar tus capacidades intelectuales, y de paso mejorarás también tu físico y tu salud. O, al contrario, si ya realizas ejercicio para sentirte mejor por dentro y por fuera, incluye ahora una nueva meta: mejorar el rendimiento de tu cerebro mientras sudas la camiseta.

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