Cómo saber si estás estudiando bien 6


Cuando uno estudia su objetivo es llegar a aprender lo estudiado, llegar a memorizarlo. Y para conseguir que información que nos es ajena se incorpore a nuestra memoria a largo plazo y, por tanto, podamos utilizarla en un examen, debemos seguir unos pasos muy concretos y claros. Si los quieres recordar, pincha en este enlace.

Si has recorrido el blog sabrás que en varios momentos te hemos comentado ya que un pilar fundamental del estudio es el repaso y la autoevaluación, hasta el punto que ambos deben formar parte de nuestras sesiones diarias. Para volver a leer las fases del estudio diario pincha en este enlace.

Y es tan importante precisamente porque ese es el termómetro para medir si estás estudiando bien: repasar y hacerlo a través de la autoevaluación, es decir, con ejercicios similares a los de tu examen que tú mismo puedes corregir, anotar tu resultado y comprobar en el siguiente repaso de ese tema si has mejorado. De nada sirve “echar horas”, subrayar, memorizar conceptos y hacer esquemas o mapas mentales si, ante una pregunta o un supuesto concreto, no sabes contestar. Te puedes estar esforzando mucho pero no estás asimilando nada. Al agotamiento habrás de añadir la frustración de no avanzar.

Incluimos aquí una infografía que sintetiza cómo puedes (y debes) comprobar que estás estudiando bien y a continuación comentamos esas mismas claves:

Cómo saber si estoy estudiando bien v2

 

Poniendo a prueba la asimilación:

Los ejercicios de autoevaluación bien programados en función de la curva del olvido son fundamentales para comprobar si has entendido y memorizado lo estudiado.

Y no solo por la medición objetiva (la nota que tú mismo ves que extraes al corregir esa prueba) sino porque toda respuesta fallada, si inmediatamente la buscas en el temario o apuntes, si aclaras la duda con el profesor, quedará fijada en la memoria de una forma mucho más intensa. Se aprende de los errores mucho más que de los aciertos. No tengas miedo a que no salgan bien a la primera, ¡¡es una oportunidad de mejora lo que tienes delante!!

Entrenando en tiempo y forma:

El modelo de ejercicio de autoevaluación debe ser lo más parecido posible al del examen real al que te vas a presentar y debes intentar que la extensión y el tiempo dedicado sean lo más similares a los de dicho examen.

Por poner un par de ejemplos: si vas a enfrentarte a un examen consistente en un cuestionario de 100 preguntas a responder en 90 minutos, en cuanto puedas intenta agrupar test de tema o hacer parciales de esas mismas condiciones; o si tendrás dos horas para responder tres supuestos prácticos, tu objetivo a un medio plazo debería ser que la autoevaluación igualmente cumpla esos requisitos.

Al principio lo más probable es que te sea difícil mantener la concentración, pero rápidamente te acostumbrarás. De forma natural te entrenarás, en función de tus propios resultados, en estrategias para contestar el examen. Como seguro que intuyes, esas serán grandes ventajas el día del examen real.

Dinamizando la sesión de estudio:

Esta tercera ventaja de repasar a través de ejercicios de autoevaluación no es baladí ya que cambiar de dinámica, ponerse mentalmente más activo y atento, supone un estímulo tanto para nuestro cerebro como para nuestra motivación. ¡Y ambos son igual de importantes! Así que alterna materias/ asignaturas pero también actividades, así sacarás el máximo partido a cada una.

Confiamos haberte dado unas pautas concretas para concretar tus repasos, eso sí, no te vayas sin trasladarnos cualquier comentario y compartir tu experiencia.

¡Te esperamos!

 

 


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