Los «robatiempos” más comunes y cómo esquivarlos…


Optimizar el tiempo de estudio, conseguir que éste sea de calidad y maximizar nuestro esfuerzo no siempre es fácil.  Sobre todo, cuando nos encontramos por el camino “ladrones profesionales del reloj”, por lo que cualquiera (hasta el más entrenado) puede sucumbir a sus malas artes.

Lo bueno es que casi siempre hablamos de los mismos, lo que hará más sencillo reconocerlos, identificarlos y finalmente, neutralizarlos.

Estos son los más habituales. Y lo más importante, te dejamos también las mejores técnicas para esquivarlos;

 

  • Proposiciones inoportunas. Las proposiciones de nuestros amigos, familiares, pareja o hijos pueden no ser “indecentes”, como la que recibía Demi Moore en Las Vegas, pero en más de una ocasión son totalmente inoportunas y rompen no sólo nuestro ritmo de trabajo, sino nuestra rutina y nuestra planificación. Y lo sabemos, no siempre son fáciles de rechazar…
  • Asertividad. Decir No de forma elegante y eficaz es imprescindible en nuestra vida. Efectivamente hay personas que naturalmente lo hacen, pero son las menos, mientras que la mayoría va mejorando esta técnica con el tiempo. El objetivo es, además, doble: por un lado, debemos aprender a ser asertivos en nuestra comunicación, es decir, aprender a decir NO con firmeza, pero sin dureza, explicando con claridad nuestra situación, pero también debemos minimizar estas propuestas, lograr que nuestro entorno comprenda la importancia del tiempo que dedicamos al estudio y que trate de respetarlo en la medida de lo posible. Y, por supuesto, necesitaremos también una dosis de fuerza de voluntad, pues muchas veces los planes que nos proponen son mucho más apetecibles que enfrascarse entre libros y apuntes.

 

  • El caos o la tendencia a la entropía. Es el segundo principio de la termodinámica (la entropía o tendencia al caos) y nos afecta a todos. Todo tiende al desorden, más aún en nuestro lugar de estudio, pues normalmente cuando estudiamos estamos centrados y concentrados en el contenido y tendemos a prestar menos atención a cada objeto. Pero está probado que los desórdenes reducen nuestra concentración en varios puntos porcentuales. Por eso, no lo dudes, es importante luchar contra el caos.
  • Organización. Organizar es clave frente al desorden y por eso dedicar un tiempo a poner orden en nuestro escritorio o nuestro espacio de estudio nos saldrá más que rentable. El tiempo invertido reducirá con mucho el tiempo que vamos a “perder” si no lo hacemos. Se trata, como diría una mente más científica, de “disipar entropía”, para que podamos centrarnos en lo que verdaderamente importa.

 

  • Las nuevas tecnologías. Móviles, con sus diferentes grupos de WhatsApp, plataformas como YouTube o la misma conexión a Internet son una tentación constante, que no deja de distraernos. Es, de hecho, uno de los grandes problemas de la cultura actual, que nos bombardea de estímulos afectando a casi todos los ámbitos de nuestra vida. A lo que se suman también, los medios más tradicionales, como la televisión o la radio.
  • Tecnologías alternativas. Se tratan de Apps que pueden jugar a tu favor. Y es que una de las mejores formas para combatir la tentación y la ansiedad que nos producen muchas aplicaciones nos la da la misma tecnología. Por lo que existen numerosas Apps que silencian automáticamente determinadas plataformas, o que bloquean temporalmente el acceso a ellas durante el tiempo que le hayamos indicado previamente.

 

  • Grandes metas. Cualquier opositor o estudiante a largo plazo conoce la importancia de una buena planificación. Pero es muy común caer el error de la exigencia excesiva, y ponernos por delante tareas irrealizables, plazos imposibles de cumplir, o simplemente objetivos demasiado ambiciosos De esta forma, cuando no conseguimos lo que nos habíamos propuesto, o vemos que la luz al final del túnel está todavía demasiado lejana, nos rendimos y nos bajamos del tren antes de tiempo.

 

  • Realismo y flexibilidad. Es clave aprender a planificar nuestro calendario de estudio con realismo, sabiendo hasta donde podemos llegar y hasta donde no. Y realismo no significa exactitud, es decir, tenemos que saber que no siempre vamos a poder cumplir con lo previsto, por lo que necesitamos de la flexibilidad suficiente como para reponernos rápidamente y armar un plan de estudios adaptado a cualquier circunstancia que haya podido alterar el calendario inicial.

 

  • Ignorar al “elefante”. Abandonar una tarea porque, consciente o inconscientemente, nos parece demasiado complicado o duro para enfrentarnos a ella. Es algo muy habitual y casi todos tenemos tendencia a dejar para el final aquello que anticipamos como más difícil. Pero esta tendencia natural es peligrosa, porque nos lleva dejar un “elefante medio de la habitación” y no querer mirarlo.
  • Enfrentar al “elefante”. Es claro entonces que la solución pasa por enfrentarnos al “elefante” desde el principio y acostumbrarnos a colocar siempre primero en la agenda aquello que nos resulta más difícil de antemano. De esta forma evitaremos la pereza y nos haremos conscientes de que ninguna tarea es tan complicada como la imaginamos inicialmente.

 

Como ves, son pasos sencillos, pero muy eficaces si lo que queremos es aprovechar nuestro tiempo al máximo, saber que cuando nos sentamos a estudiar realmente estamos sacándole todo el partido a esas horas que tanto nos cuesta arrancarle al reloj. Un tema sobre el que puedes profundizar también con este artículos sobre Gestión del Tiempo.

Pero si tú tienes otros «robatiempos» más habituales, o si has desarrollado otras técnicas, diferentes pero también eficaces para combatirlos, queremos que nos lo cuentes, pues tu experiencia siempre es útil para tod@s 🙂

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