Los grandes terrores del opositor y cómo conjurarlos


Llega Halloween y se abre la puerta al mundo de los muertos y los monstruos. Pero los miedos de un opositor son otros. Menos cinematográficos, más reales, menos visuales y más profundos. Eso sí, identificarlos es tan fácil como cruzarse esta noche con zombies, maléficas, vampiras y diablos.
Por eso hemos querido hacer una lista de los más habituales. No sólo porque son comunes a la mayoría de los estudiantes (felizmente no estamos solos con nuestros terrores 😉 ) sino para que podamos neutralizarlos. Porque el mejor antídoto contra el miedo es enfrentarlo.

EL FANTASMA DE QUEDARSE EN BLANCO. – Es quizá el mayor de todos. Un fantasma que se hace grande sólo si se lo permitimos. Todo opositor tiene miedo a sufrir bloqueo. Quién no se ha preguntado qué hará si el día D, a la hora X no recuerda nada de lo aprendido.

Se trata, eso sí, de un terror completamente infundado en la mayoría de los casos, sobre todo si nos hemos preparado bien. Nuestra cabeza no nos va a jugar una mala pasada. Pero… ¿Cómo podemos estar seguros?

La respuesta es visualizándonos a nosotros mismos respondiendo sin problema a la mayoría de las cuestiones, recreando el momento del examen y haciéndolo con éxito. De esta forma nos entrenamos mentalmente para la situación y cuando ésta llegue nuestro cerebro estará preparado para enfrentarla.

EL FRANKENSTEIN DEL TEMARIO. – Al prinicipio lo vemos como una creación grande y monstruosa, una composición que no dominamos, y cuyas partes se nos hacen extrañas, no encajan.

Un temario es siempre difícil de enfrentar. Pero la clave es no desesperar al inicio e ir familiarizándose con “el monstruo” hasta que el roce haga el cariño, o dicho de otro modo hasta que el conocimiento vaya clarificando la imagen de lo que realmente tenemos por delante.

Así, conforme avanzamos en nuestro estudio nos damos cuenta de que ese Frankestein ya no lo es, que ha perdido su “monstruosidad” y que está a nuestro alcance, que es asequible y asumible.

EL MALEFICIO DE LA DUDA. – La incertidumbre puede ser tan pérfida y malvada como la peor de las brujas de un reino de Disney. Y si Maléfica le preguntaba en bucle a un espejito si ella era la más hermosa del reino, cualquier opositor puede también caer en la tentación de preguntarse si será él el más preparado de todos.

Entonces… ¿Cómo romper el maleficio de la duda? ¿Cómo convivir de forma sana con este sentimiento?

Y la respuesta que dan los expertos es clara; aceptándola, del mismo modo que lo hacemos en cualquier otro espacio de la vida. Nadie tiene el futuro asegurado, y por supuesto, ningún opositor tiene reservada su plaza.

LAS MOMIAS DEL TIEMPO. – Sepultado bajo una montaña de libros y apuntes, cualquier opositor tiene miedo a convertirse en una momia, a que el paso del tiempo lo devore y aparte de la vida que antes llevaba, más aún cuando se acerca la fecha del examen y vemos que el reloj no nos da tregua, y que la disciplina nos condena a días y días de estudio.

Para superarlo es fundamental asumir que el tiempo de descanso y ocio es tan importante como el de estudio. Y que incluso en los días en los que más debemos apretar nuestra agenda es imprescindible dejar tiempo para la desconexión y para descansos “productivos”, los que realmente nos relajan a nivel físico y mental. Éstos nos mantendrán conectados a la vida y evitarán que nos “momifiquemos”.

UN PAYASO LLAMADO FRACASO. La sonrisa burlona del fracaso nos da pánico a todos. Es un miedo atávico, que busca minimizar los riesgos y mantenernos en nuestra zona de confort.

Entonces ¿De dónde sacar las fuerzas para mirar a este “guasón” a la cara? De la costumbre de hacerlo.

Acostumbrarnos a perder es fundamental, porque si pierdes una vez puedes considerarlo un drama, cuando has perdido 100, es difícil que la 101 te llame siquiera la atención. Es la lección que nos dan, además, hombres y mujeres de éxito. Michael Jordan decía: “He fallado más de 9,000 tiros en mi carrera. He perdido casi 300 juegos. 26 veces han confiado en mí para lanzar el tiro que ganaba el juego y he fracasado. He fallado una y otra vez en mi vida. Y es por eso que tengo éxito”.

Así, con los miedos desenterrados al menos durante un día, podemos conjurarlos. Si el sueño del opositor produce monstruos, su fuerza de voluntad es capaz de combatirlos con eficacia.  Por eso te preguntamos ¿Cuál es tu mayor terror? Y sobre todo ¿Cómo lo has superado o cuál crees que es el mejor método para hacerlo?

Eso sí, después de reflexionar un rato sobre ellos vuelve a sepultarlos, porque en nuestro día a día es mucho mejor estudiar sin miedo.

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