Las 10 tentaciones que todo opositor debe evitar


Opositar es una carrera de fondo. Lo dicen la inmensa mayoría de los que hoy disfrutan de una plaza fija Y una carrera de fondo no es fácil, requiere de constancia, esfuerzo y también de ilusión. Lo dicen todos los que han participado en una en algún momento.

Por eso, si quieres salir con éxito de una oposición, debes huir al máximo de estos diez pensamientos, de estas diez tentaciones en que todo opositor cae en algún momento, pero que nunca deben convertirse en costumbre.

Esto es lo que debes evitar al máximo si quieres ver tu nombre en el BOE:

  1. Rendirte.

No es una opción. Y no sólo porque la esperanza es lo último que se pierde, sino porque de derrotas está lleno el camino del éxito. Así que cualquier fracaso mereces tomártelo como temporal, y nunca como definitivo.

Es posible que no alcances tu objetivo en la primera convocatoria, pero todo lo aprendido será de enorme valor para la siguiente.

  1. Hacerte la víctima.

No sirve de nada, y además nos da muy mala prensa. Incluso ante nosotros mismos.

Es muy posible que te sientas agobiado con frecuencia, que mires hacia la montaña del temario que tienes por delante, y sientas que eres incapaz de escalarla. Es un pensamiento de lo más normal, pero no debemos convertirlo en recurrente. Recuerda que todos los que están en la cima algún día pensaron que la montaña era tan alta como tú la ves hoy.

  1. Exigirte demasiado.

Está bien tener confianza en nosotros mismos, pero con frecuencia nos ponemos metas inalcanzables. Demasiado temario para repasar en un día, en una semana, o incluso, en un mes.

Exigirnos justo aquello de lo que somos capaces es una costumbre que tenemos que cultivar, para evitar la frustración constante, que sin duda puede acabar provocando que abandonemos nuestro objetivo.

  1. Ponerte excusas.

Y tan importante como no ser demasiado exigente contigo mismo, es no caer en un mar de excusas. Si un día no has llegado a lo que te proponías por un motivo que no dependía de ti, no hay problema. Pero sí esto empieza a suceder con demasiada frecuencia, entonces el problema está dentro y no fuera de ti.

A todos nos surgen circunstancias inesperadas capaces de echarnos abajo el mejor de los planes, pero a casi nadie le surgen todos los días. Si es así, aprende a priorizar con urgencia.

 

  1. Resistirte a los cambios.

Sacar adelante una oposición puede llevarnos meses, o incluso años. Por lo que tenemos que ser conscientes que nuestras circunstancias no siempre serán las mismas durante todo el tiempo. Es posible que sufras cambios a cualquier nivel que afecten a tu objetivo. Por eso, resistirse a los cambios es uno de los peores errores que puede cometer un opositor.

Si tus circunstancias cambian, adapta tus rutinas a las nuevas lo antes posible.

  1. Compararte constantemente.

Compararte es bueno. Es, incluso, imprescindible si estamos inmersos en un proceso de oposición, pues necesitamos ser conscientes del nivel general de nuestros compañeros. Pero, precisamente por eso es fácil caer en la tentación de la comparación constante.

Poner el foco en ti y no en los demás es fundamental para salir victorioso de una oposición.

  1. Hacer cábalas

Sumas, restas, pero sobre todo porcentajes. Todos hacemos cálculos. Más aún cuando estamos en pleno proceso opositor, y cuando sabemos que nuestras posibilidades de éxito dependen en buena medida de las cifras.

Pero hacer demasiadas cábalas puede conducirnos a conclusiones erradas, o a crear expectativas basadas tan sólo en hipótesis. Por eso es mejor que mantengas a raya tu tendencia al cálculo y centres tus esfuerzos en el aprendizaje.

  1. Sacar conclusiones precipitadas

Lo dilatado en el tiempo de cualquier proceso opositor se presta más de la cuenta a la especulación. Un terreno todavía más grande que el de las cábalas y los cálculos fallidos, pues es demasiado fácil que saquemos conclusiones precipitadas sobre una gran cantidad de hechos que, en realidad, desconocemos.

Sé consciente de la gran variedad de estados de ánimo por los que pasarás y no saques nunca conclusiones precipitadas.

  1. Juzgarte con dureza

Recuerda que el proceso es largo, y que tu rendimiento no será el mismo en todo momento. Por eso no te juzgues con demasiada dureza cuando de medir tus avances se trate. Y sé consciente de que, a veces, somos más duros con nosotros mismos que lo que lo será el Tribunal con nosotros el día del examen.

  1. Culparte.

Es, quizá, la peor de las tentaciones en las que puedes caer. No debes culparte nunca. Si en un momento dado no estás satisfecho con tu rendimiento recuerda que, por pequeño que sea el avance, siempre suma y nunca resta. En un proceso de oposición es importante apoyarnos a nosotros mismos, y nunca convertirnos en jueces demasiado severos.

 

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