No más peleas con el reloj. La constancia es una virtud. Pero, en la mayoría de los casos, no viene de fábrica y alcanzarla puede convertirse en una lucha diaria. Por eso, hoy queremos recordarte las mejores técnicas para formar hábitos constructivos, que te permitan alcanzar la meta que te has propuesto sin sentir que estás en una batalla constante contra tu propia naturaleza.

Porque si hay algo seguro es que, sin constancia, es decir, sin hábito, es casi imposible conseguirlo. O, dicho de otra manera, la constancia siempre gana al talento.

Pero es contraintuitiva. Es decir, alcanzar el hábito nunca es fácil. Sin embargo, una vez alcanzado, todo cambia. Y lo difícil se torna cosa de niños casi como por arte de magia.

Por tanto, el objetivo está claro: conseguirte habituarte. Pero ¿Cómo lograrlo? Aquí te dejamos cuatro grandes consejos, que son como las patas de una mesa, sin las que es difícil sostener una nueva rutina.

1. Consigue repetir una actividad, al menos, durante 21 días seguidos. Aquí reside el poder de crear hábitos. Parece una cifra aleatoria, pero no lo es. Si logras estar más de tres semanas repitiendo una actividad, con la frecuencia que necesites, probablemente, a partir de esa fecha lo que parecía cuesta arriba, empiece a presentarse cuesta abajo. Por ello, no te preocupes mucho si al principio fallas varias veces. Todo los hacemos. Simplemente vuelve a repetirlo hasta que, por fin, cumplas con este tiempo de iniciación de forma continuada.
2. No inicies más de tres nuevos hábitos al mismo tiempo, y si solo es uno, mucho mejor. Recuerda que iniciar una actividad nueva requiere un desgaste de energía mayor de lo que probablemente imaginas cuando te visualizas realizandola. Por tanto, no peques de ambición y póntelo fácil. Si realmente necesitas incorporar un nuevo hábito a tu vida, céntrate en él y a ser posible de forma casi exclusiva hasta que lo hayas convertido en rutinario. Y si no puedes elegir, entonces no te inicies con más de tres a la vez porque el fracaso estará casi asegurado.
3. Elige una actividad que verdaderamente te motive. Te lo hemos dicho en multitud de ocasiones, pero sin la gasolina que te aporta la motivación es muy difícil que puedas implementar un hábito nuevo en tu vida. Por eso es bueno que tomes decisiones maduradas y no impulsivas. Que tengas claro qué quieres, y sobre todo por qué lo quieres. Porque no sólo te permitirá elegir el mejor camino hacia tu meta, sino que será clave para sacar fuerzas de flaqueza cuando realmente las necesitas.
4. Planifica bien, pero se flexible con tus planes. Por último, es clave que cuentes con una planificación adecuada. Y, sobre todo, adaptada a tus necesidades concretas. De nada servirán ni la motivación ni la fuerza de voluntad si el plan estaba mal trazado. Por ejemplo, si planeamos sentarnos a estudiar a una hora del día en la que realmente estamos demasiado cansados. O si organizamos un horario en el que apenas nos da tiempo a almorzar o a realizar actividades básicas. Y recuerda, como te decíamos al principio, que fallarás muchas veces, pero que lo importante será insistir todas las necesarias hasta convertir esa nueva actividad en un hábito.

Y te dejamos, además, el enlace a este podcast de Entiende tu mente, donde encontrar también inspiración para “vestirte” con ese nuevo hábito. Sabiendo que en él está el verdadero secreto del éxito. Y por eso terminamos recordándote que en el cuento de la cigarra y la hormiga, la segunda es el verdadero ejemplo a seguir. ?