Di adiós al estrés 2


Y no sólo en verano. Decir adiós al estrés nocivo, a aquel que sólo nos provoca reacciones negativas durante cualquier época del año es imprescindible. Y lo es por una razón básica, y es que el estrés es una respuesta del organismo ante una amenaza a corto plazo. Por tanto, sus mecanismos están diseñados para no prolongarse más de lo imprescindible.

Sin embargo, los planes de estudio y el sistema académico en general, imponen permanentes retos, que pueden generar niveles de estrés más o menos sostenidos en los estudiantes. Niveles que aumentan, incluso, cuanto más se avanza o profundiza en determinados estudios, por no hablar del estrés que genera un examen de oposición, que requiere de una amplísima preparación cuya carta principal se juega, en cambio, en uno o dos días.

El estrés demanda atención casi “exclusiva” hacia los hechos que lo provocan. Por eso, un estrés acotado en el tiempo es positivo para desarrollar determinadas tareas, y para concentrarnos en nuestro trabajo o estudios. Los problemas llegan cuando el estrés se prolonga, impidiéndonos los momentos de relax, o invalidándonos ante determinados retos.

Por eso, un cierto nivel de estrés es siempre conveniente, y sólo debemos controlar el estrés que nos perjudica, el que nos invalida o causa consecuencias negativas en nuestro organismo. El otro, el activador, no sólo debemos acogerlo, sino potenciarlo. Y para todo ello es imprescindible conocer cómo funciona este mecanismo.

Por eso aquí te dejamos un pequeño resumen de las principales causas del estrés nocivo, y de cómo combatirlo.

  • La sobrecarga y la infracarga. Pedirnos más de lo que podemos asumir es siempre un error, tanto en cantidad como en complejidad. Ponte metas realistas, y no te exijas más de lo que debes. Si te pides demasiado estás generando, inconscientemente, un estado permanente de frustración, y de decepción contigo mismo. Y esto, por supuesto, nos genera estrés. Pero ni más ni menos. Si es un error exigirse demasiado, lo es también infravalorarnos y no exigirnos todo lo que podemos alcanzar. Esto solo genera desinterés y, finalmente, estrés, por sentirnos incapaces de acometer niveles mínimos de esfuerzo. Enfrentar determinados retos intelectuales es, no sólo positivo, sino imprescindible.
  • Aburrimiento y talento malgastado. Sí, por paradójico que parezca el aburrimiento puede ser también una causa de estrés nocivo, al no encontrar momentos de relax y divertimento, generando en nosotros un hastío que puede derivar en ansiedad. Por tanto, haz siempre planes que te saquen de la rutina, y en los que te permitas desconectar. Recuerda que, además, es importante que la tarea o los estudios con los que nos enfrentemos activen nuestras capacidades. La inseguridad es una fuente permanente de estrés, por lo que es importantísimo elegir en función de aquello que nos gusta y que hacemos con facilidad. De lo contrario viviremos siempre en lucha con nosotros mismos.
  • El contexto y los problemas personales. Ya lo decía Ortega y Gasset: “Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella, nos hundimos los dos”. Por eso es importante cuidar el ambiente en que estudiamos. El orden y la tranquilidad sonora y ambiental son algunos de los mejores aliados contra el estrés. Y ya sabes, evita que te pase como al cuaderno de matemáticas, que “se suicidó” harto ya de tantos problemas. Si estás en una etapa en que tienes que dedicar buena parte de tu esfuerzo al estudio, procura mantener los problemas personales al margen, y haz consciente también a tu entorno de esta situación.

Además, lo largo de estos meses, te hemos ido dando algunas técnicas muy útiles en la lucha contra el estrés. Aquí te dejamos el enlace para que escojas siempre las técnicas de relajación que más se adapten a ti.

Enlace al artículo «Cómo evitar que el estrés reduzca tu capacidad de memorización».

Enlace al artículo «Cómo estudiar para que el estrés no te pase factura».


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